Consecuencia de un tratamiento oncológico (principalmente en zonas distales, como manos y pies).
Úlceras de presión en el contexto de una inmovilización prolongada.
Consecuencia de la invasión del tumor.
En caso de aparición de úlceras, es importante acudir a tu médico de forma precoz para poder establecer su causa y recomendar el tratamiento más adecuado en cada caso.
CONSEJOS
Sigue las recomendaciones de tratamiento y cuidados de tu equipo médico, estas pueden variar en función de la fase de la úlcera o el cáncer.
Procura mantener limpio el apósito que cubre la úlcera y evita que se humedezca.
Si la úlcera exuda demasiado y el apósito no aguanta lo suficiente hasta la siguiente cura, consulta con tu enfermera para valorar otra opción que permita mantener la úlcera tapada el tiempo necesario.
Ante cualquier cambio en el aspecto u olor de la úlcera, coméntalo con tu equipo médico.
En úlceras que tienden a sangrar, tu enfermera puede recomendarte distintos tipos de apósitos, algunos ayudarán a detener el sangrado y otros serán antiadherentes para que al retirarlos no sangre. En caso de sangrado, presiona con suavidad con una gasa húmeda hasta detener la hemorragia.
El picor puede ser ocasionado por diferentes motivos, sequedad de la piel, exudado, el propio tumor, entre otros; cuidar la piel que rodea a la úlcera (hidratándola o evitando que se macere), puede mejorar este síntoma. Tu equipo médico también puede recomendarte algún tratamiento adicional para mejorar el picor.
La cura de una úlcera no debe suponer sufrimiento para el paciente. Si las curas son muy dolorosas, habla con tu médico.
Es importante estar en contacto con tu equipo de Atención Primaria para que pueda evaluar con frecuencia la evolución.